Nuestra sociedad con Dios
1 Corintios 12:4-11 (La Biblia de las Américas)
Diversidad y unidad de los dones
4Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 5Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
6Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.
7Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común.
8Pues a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu;
9a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu;
10a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversas clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas.
11Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según la voluntad de El.
(Traducción en lenguaje actual)
4 Los que pertenecen a la iglesia pueden tener distintas capacidades, pero todas estas las da el mismo Espíritu.5 La gente puede servir al Señor de distintas maneras, pero todos sirven al mismo Señor.6 Se pueden realizar distintas actividades, pero es el mismo Dios quien da a cada uno la habilidad de hacerlas.7 Dios nos enseña que, cuando el Espíritu Santo nos da alguna capacidad especial, lo hace para que procuremos el bien de los demás.8 A algunos, el Espíritu les da la capacidad de hablar con sabiduría, a otros les da la capacidad de hablar con mucho conocimiento,9 a otros les da una gran confianza en Dios, y a otros les da el poder de sanar a los enfermos.10 Algunos reciben el poder de hacer milagros, y otros reciben la autoridad de hablar de parte de Dios. Unos tienen la capacidad de reconocer al Espíritu de Dios, y de descubrir a los espíritus falsos. Algunos pueden hablar en idiomas desconocidos, y otros pueden entender lo que se dice en esos idiomas.11 Pero es el Espíritu Santo mismo el que hace todo esto, y el que decide qué capacidad darle a cada uno.
(Nueva Versión Internacional)
4 Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu.5 Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor.6 Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.
7 A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás.8 A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento;9 a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos;10 a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas *lenguas; y a otros, el interpretar lenguas.11 Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina.
No sé de dónde han sacado algunos la falsa idea de que el pastor es un siervo de Dios y que los que están sentados en los bancos son solo miembros de la iglesia. ¡Nadie es un espectador en el reino de Dios! Todos los creyentes tienen una sociedad con el Señor (2 Co 6.1). Él eligió trabajar por medio de la humanidad para llevar a cabo la misión del evangelio en la tierra. Utilizando la metáfora bíblica, somos los obreros que cultivamos y cosechamos sus campos (Mt 9.37, 38).
Dios dio uno o más dones espirituales a cada creyente para que colaboren en el trabajo de su reino. Todos necesitamos este recurso especial para cumplir con nuestro papel en su plan. Él teje ese don espiritual en nuestra personalidad y talentos para crear un siervo útil y eficaz. Además, no es cierto que hayan cristianos sin algún don.
Los creyentes somos hechura del Señor, creados en Cristo Jesús para buenas obras (Ef 2.10). Los dones espirituales no son capacidades personales. El Espíritu Santo las manifiesta por medio de nosotros. Recuerde que es la substancia que llega a las ramas, lo que produce fruto (Jn 15.5). Igualmente, el Espíritu Santo vive y actúa a través de los seguidores de Dios para producir actos de servicio. El poder de Dios está detrás de todo. Piense en esto cuando se sienta tentado a huir de las oportunidades que Dios le da.
El maravilloso poder de Dios está presente y al alcance de cada creyente. El Espíritu nos capacita para obedecer al Señor en todo lo que Él nos llame a hacer. ¡No desperdicie su vida sentado en un banco! Ponga a trabajar ese don espiritual. Los campos de este mundo están blancos para la siega (Jn 4.35).
Etiquetas: Devocionales, liderazgo
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